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viernes, 28 de febrero de 2020

ESA MIRADA

Como otras tantas veces, ETB y yo un día andábamos filosofando. La vida, el porqué de las cosas, el sentido de la vida (si es que lo tiene)... No siempre estamos así. ETB y yo hemos crecido juntos y hemos compartido mil cosas, normalmente diversión, canciones, noches de cervecitas, días memorables en familia, risas y alguna que otra vez lágrimas. Pero alguna vez también nos ponemos serios y hablamos y recordamos y pensamos e imaginamos. Esta vez quizás todo vino porque nos llegó una mala racha en nuestras vidas, ETB por unos motivos y yo por otros. Y me habló de Steve Jobs, de un discurso sobre la vida, sobre el porqué de la vida. De su convicción que cualquier hecho, por bueno o malo que fuera tenía un sentido y al final todo encajaba. ETB me lo explicaba más convencido quizá que Jobs. Mi escepticismo no me permitía creerme que todo ocurre por algo y todo tiene su sentido. Y sabía cual era el motivo para no creer en ello. El único motivo que no cuadraba con la teoría maravillosa del sr. Jobs era el autismo de mi pieza TEA. Para mí no había, y de hecho todavía no hay ningún motivo, ningún porqué de este bicho inmortal que se comió un buen día a mi pieza TEA. ETB insistía. Decía que es conforme pasa la vida que empiezan a encajar las piezas de nuestras vidas. Y entonces, me paré a pensar. Recordé cuando era jovencilla y decía que nunca viviría en un pueblo. Acabé viviendo lejos de la ciudad, por amor, claro. Sin embargo, visto en perspectiva, era el mejor entorno, el mejor preparado para recibir a mi pieza TEA.

Visto así, pues vale. Tenía sentido, acabé en un pueblo porque en un futuro el peor suceso de mi vida sería menos duro en un entorno mucho menos anónimo u mucho menos frío que la ciudad. 

Siempre lo he dicho. A mi pieza TEA siempre le han rodeado grandes personas. Ya no tan solo la familia, sino que Montse la senyu en la guardería, que lo acogió tal y como era, con sus peculiaridades, que lo hizo crecer en un ambiente amable y confiado, que enseñó a los demás niños a querer a mi pieza TEA como otro niño más. Siguiendo con un cole que tal vez inseguro del resultado, aceptó a mi pieza TEA. Un colegio que apostó por la inclusión y que puso los medios necesarios para que mi pieza TEA fuera feliz en el cole, con sus apoyos para aprender a convivir con las normas del cole, con las normas de la sociedad. Y mi pieza TEA encontró a Cristina, encontró a Carme, encontró a Laura y a Sara,... Maestros y profesionales que le han dado cariño día a día, que lo tratan como otro niño aunque tenga sus cosas.

No es que lo quiera ver bonito. Es que lo vivo cada día. Lo oigo cada día. Sonrisas dirigidas a mi pieza TEA, palabras amables que sé que son sinceras, comentarios que me transmiten que mi pieza TEA es querida allí. 
Y me lo dicen muchas veces. Los compañeros lo quieren mucho. Lo adoran, ríen con mi hijo e intentan que participe en sus juegos. Y yo me lo creo, a pesar que me cuesta pensar que es tan bonito, tan bucólico, tan de película. 
Es cierto que más de una vez me han llegado dibujos con palabras del estilo guapo, t'estimo, mil corazones pintados... Y eso me da indicios que sí, que eso es así. 

Algunas mamis también me confirman ese cariño tan genuino de sus hijos hacia mi pieza TEA. Y yo me las creo y por dentro daría lo que fuera por ver a mi pieza TEA por un agujerito cuando está en el cole. 

Pues bien, esta ha sido hasta ahora la realidad contada por otros ojos, por otras subjetividades. Y yo me las he creído, con fe ciega porque eso, todas esas pequeñas explicaciones, son las que me dan vida y las que me hacen feliz. 

Ha pasado casi una semana. Una semana desde el colofón de carnaval. Una rua de pueblo con sus carrozas por quintas y a la que acudimos año tras año con mi pieza TEA. Por participar, por quererla como uno más, para no distanciarme más de lo que ya estamos con sus compañeros, porque mi pieza TEA también debe vivir estas fiestas locas que seguro le cuesta entender. 

Como cada año el gusanillo de la ansiedad recorría mi cuerpo. El año pasado fue bien. Pero el anterior nos tuvimos que ir antes de arrancar la rúa. La semana de carnaval en el cole fue bien, pero quizás mi pieza TEA ya estaba saturada de tanto disfraz y tantos cambios. La temática del disfraz me costaba la vida y eso que era fácil y cómodo tanto para ella como para mí. Pero Harry Potter queda lejos de nuestras vidas. Hice de tripas corazón y me vestí. Mi pieza TEA miraba mi capa y mi falda larga. Y yo le decía que también había una para ella. Y como el año pasado aceptó. Y como el año pasado se dejó disfrazar. Y esta vez se miraba al espejo y saltaba y sonreía. Estaba preparada para la rua.

SuperpapáTEA esta vez pudo venir. Mi pieza TEA corría por la calle más feliz que un anís. Cogimos el coche. Aparcamos y corriendo a encontrar su grupo. 

Y allí, ante mis ojos se inició una realidad más allá de las paredes del cole. De repente mil voces chillando "Arnau... Ha arribat L. Arnau". Y unas manos menudas me arrebataron a mi pieza TEA. Sin excusas, sin peros dos niñas se lo llevaron hacia el grupo., contentas, felices de que mi pieza TEA también se uniera a la fiesta. Niños que le saludaban, niñas que buscaban sus manos, niñas que se dejaban abrazar y le seguían el juego de imitar sus saltos, sus Aes, sus poses. 

Y ahí entendí que ese era su lugar, era su mundo, eran sus amigos. Una amistad a su manera. Un sentimiento auténtico, que sí, que esa realidad que me contaban era tal cual. 

Y empezamos a andar y los niños le daban bolsas de confeti cuando se le acababa la suya. Que de repente venía un niño, se plantaba ante mi pieza TEA y le decía "un petó". Le plantaba el beso y desaparecía. Cuando las bolsas de confeti se acabaron, sus compañeros le llenaban bolsitas con confeti q habían recogido del suelo para la rua nocturna. 

Detalles. Pequeños que a ojos ignorantes son poca cosa, pero que a nuestros ojos expertos era algo asombroso. 

Jobs tenía razón, todo ocurre por algo. Todo tiene su razón de ser, aunque todavía no sepa porqué el autismo quisiera dirigir nuestras vidas. 

Recibí videos, fotos. Momentos que no volverán, pero la mejor foto, la que mejor describe que mi pieza TEA es querida es la que me mandó la mamá de Beth. 

Y ella misma me lo hizo saber. No fuí yo la única que vio sentimientos asombrosos. Como dijo ella misma... Esa mirada que lo dice todo, esa manita que coge a mi pieza TEA. 


Amb el teu permís, Miriam, la foto del post és per la Beth i l'Arnau. 
Gracias. 



sábado, 8 de febrero de 2020

8 ANYS


Y otro año más. Le escribo a ella, a mi pieza TEA. Como siempre está en catalán, y como siempre, tenéis la traducción en castellano. PER MOLTS ANYS BITXO PETIT.

"No ens n'hem adonat. Amb la bogeria de la nostra carrera particular, no ho hem vist. I això que sempre estem junts, que sempre compartim taula, que cada dia ens diem bon dia i bona nit, tot i que va haver un temps que només ho somiava perquè la teva veu era muda per les paraules. Has crescut Arnau. T'has fet gran davant dels meus ulls. Avui fas 8 anys. I jo em sorprenc pensant on són tots aquests anys, què en queda de tot el que hem viscut. Amb certa enyorança, miro moltes vegades els àlbums de fotografies que des que vas néixer fins als quatre anys la iaia et feia amb tota la il·lusió del món. I molts cops sé segur quin dia i on et vaig fer aquesta o aquesta fotografia. I no ho puc evitar, se'm salten les llàgrimes, perquè voldria tornar a tenir-te petit, disfrutar-te molt més, donar-te més vidilla de la que t'hem donat... Però no pot ser. I en el fons, millor. Perquè ara que ets un nen gran i amb veu compartim moments únics. M'agrada el teu sentit de l'humor, tan senzill i alhora tan ocurrent. M'agrada veure com per fi reconeixes i saps anomenar animals, menjar o peces de roba. M'agrada comprovar que aquella por que em persegueix, aquella por de no farà, no aconseguirà, no dirà, tota aquella por del no, l'has anat fent fora de les nostres vides dia rera dia, demostrant que tot té el seu temps, que tu tens el teu ritme i suplicant d'alguna manera que mai dubtem de tu.

M'agrada veure't a l'escola. Perquè tot i que els teus companys i tu us feu grans, tot i que ells aviat pensaran per si mateixos i algun dia tindran clar que amb tu tot és molt complicat, que no t'agrada el futbol, ni jugar al pilla pilla, ni tenir complicitats, malgrat tot, segueixes sent un més, encara esteu units, encara tenen ganes d'abraçar-te i riure i divertir-se amb tu. 

M'agrada escoltar a tothom dir que aprens molt, que treballes molt concentrat i amb ganes i m'agrada sobretot quan sé que et fas estimar, que t'estimen de manera autèntica, sense pensar-s'ho gaire. 

Són vuit anys ja Arnau. Vuit anys on tu ens has ensenyat molt més del que ningú ens podrà ensenyar mai. He après a lluitar amb i per tu, he après a mirar tot el que ens envolta amb ulls diferents, a trobar bellesa i curiositat en un entorn on ningú s'hi para a mirar. He après a no tenir por de ser amable i sincera, he après a estar orgullossísima de tu en tot moment. He après a deixar estar el ridícul tancat a casa, per sentir-me viva corrent amb tu, baixant per tobogans amb tu, saltant davant dels semàfors o inclús barallant-nos una mica enfadats quan tot enfadat t'has tirat a terra.

Ho ets tot per mi Arnau. I avui que comences un nou any, avui que ja ets una mica més gran, només desitjo que tot el camí que caminis el facis orgullós, que segueixis sense por a aprendre, que creixis donant-nos noves alegries i nous reptes. T'acompanyarem Arnau, t'ajudarem i el camí el farem junts, agafats de la mà, com sempre i per sempre". 



"No nos hemos dado cuenta. Con la locura de nuestra carrera particular, no lo hemos visto. Y eso que siempre estamos juntos, que siempre compartimos mesa, que cada día nos decimos buenos días y buenas noches, aunque hubo un tiempo que sólo lo soñaba para que tu voz era muda para las palabras. Has crecido Arnau. Te has hecho mayor delante de mis ojos. Hoy haces 8 años. Y yo me sorprendo pensando dónde están todos estos años, ¿qué queda de todo lo que hemos vivido. con cierta añoranza, miro muchas veces los álbumes de fotografías que desde que naciste hasta los cuatro años la abuela te hacía con toda la ilusión del mundo. y muchas veces sé seguro qué día y donde te hacer esta o esta fotografía. Y no lo puedo evitar, me saltan las lágrimas, porque quisiera volver a tenerte pequeño, disfrutar hacerte mucho más, dar más vidilla de la que te hemos dado ... Pero no puede ser. y en el fondo, mejor. Porque ahora que eres un niño grande y con voz compartimos momentos únicos. Me gusta tu sentido del humor, tan sencillo ya la vez tan ocurrente. Me gusta ver cómo por fin reconoces y sabes nombrar animales, comida o prendas. Me gusta comprobar que ese miedo que me persigue, ese miedo de no hará, no conseguirá, no dirá, toda aquella miedo del no, lo has ido haciendo fuera de nuestras vidas día tras día, demostrando que todo tiene su tiempo , que tú tienes tu ritmo y suplicante de alguna manera que nunca dudamos de ti.

Me gusta verte en la escuela. Porque aunque tus compañeros y tú os haga grandes, aunque ellos pronto pensarán por sí mismos y algún día tendrán claro que contigo todo es muy complicado, que no te gusta el fútbol, ​​ni jugar al pilla pilla, ni tener complicidades, a pesar de todo, sigues siendo uno más, aunque está unidos, todavía tienen ganas de abrazarte y reír y divertirse contigo.

Me gusta escuchar a todos decir que aprendes mucho, que trabajas muy concentrado y con ganas y me gusta sobre todo cuando sé que te haces querer, que te quieren de manera auténtica, sin pensarlo mucho.

Son ocho años ya Arnau. Ocho años donde tú nos has enseñado mucho más de lo que nadie nos podrá enseñar nunca. He aprendido a luchar con y por ti, he aprendido a mirar todo lo que nos rodea con ojos diferentes, a encontrar belleza y curiosidad en un entorno donde nadie se para a mirar. He aprendido a no tener miedo de ser amable y sincera, he aprendido a estar orgullossísima de ti en todo momento. He aprendido a dejar estar el ridículo encerrado en casa, para sentirme viva corriente contigo, bajando por toboganes contigo, saltando delante de los semáforos o incluso peleando un poco enfadados cuando todo enfadado te has tirado en el suelo.

Lo eres todo para mí Arnau. Y hoy que empiezas un nuevo año, hoy que ya eres un poco más grande, sólo deseo que todo el camino que andes lo hagas orgulloso, que sigas sin miedo a aprender, que crezcas dándonos nuevas alegrías y nuevos retos. Te acompañaremos Arnau, te ayudaremos y el camino lo haremos juntos, cogidos de la mano, como siempre y para siempre ".

martes, 4 de febrero de 2020

FLORES

Facebook nos hizo reencontrar hace 12 años. Compañera, casi amiga de la infancia, en un cole de barrio. Estuvimos hablando por messenger sin pensar-nos ninguna de las dos que no sería solo una conversación de cordialidad. Eran los inicios del Facebook. Chafarderos como nadie, buscábamos nombres de la infancia, del instituto o de épocas olvidadas pero que formaban parte de nuestras historias. Se creaban grupos de colegios, de quintas de colegios, con esa ilusión inútil de reencontrarse 20 años después en una cena que me parecía pura hipocresía y de la nada nuevo que contar por mi parte.
Empezaron a salir fotos de segundo, de tercero o del viaje de fin de curso. Y allí estábamos, a cursos juntas, a cursos que ni hola. En el viaje de fin de curso compartimos habitación en Madrid y también fotos de incipientes adolescentes felices porque habían una gran aventura.
En mi caso esa cena nunca la materialicé. Porque no quería, tenía suficiente con mantener a mi amiga de la infancia, R. 
Nunca te podré agradecer que tuvieras el descaro de hablar conmigo en cuanto leíste el primer post de mi pieza TEA, donde explicaba al mundo que mi pequeño tenía autismo. Y siempre recordaré cómo empezaste a hablarme de reiki, reflexoterapia o de las flores de Bach. Y cómo te iba leyendo mientras con total convicción me decías que seguro que ayudarían a mi pieza TEA. Y yo escéptica. Ciega porque la gran mayoría de la comunidad azul rechazaba cualquier pseudociencia, cualquier cosa que no estuviera probado científicamente.
Eran los inicios de mis andanzas con el autismo, con el estar perdido y sin saber qué podría ir bien o no. Así que de perdidos al río. 
Hacía mil años que no habíamos coincidido. Quizás desde el año 91 cuando la EGB quedó atrás para siempre, con recuerdos buenos y menos buenos, con nombres que por lo que sea, quedan en la memoria. 
Y no dudaste en acompañarme con mi pieza TEA a probar las flores. Abierta, alegre, espontánea, con ganas de vivir. Sin encontrar problema al hecho que hiciera más de 20 años que nuestros ojos no se habían vuelto a mirar ni que ninguna nos regaláramos una sonrisa. 
Y esas flores M., esas flores han sido un salvavidas en nuestro día a día. Sugestión, fe o real efectividad, nos han dado muchos momentos de paz en nuestro día a día, han convertido berrinches de mi pieza TEA en sonrisas eternas.
M. te echaré de menos. Porque me has enseñado a no tirar la toalla, porque he aprendido de ti a tener esperanza y a creer en mí. A entender que a pesar de todo la vida es bonita. 
Estés donde estés, espero que tu sonrisa eterna se dibuje cada vez que mi pieza TEA avance, que tu seguridad al decirme que avanzará y hablará se haga realidad. Que te rías con las aventuras de mi pieza TEA. 
Formas parte del camino de mi pieza TEA y eso querida M. no lo olvidaré.