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jueves, 15 de junio de 2023

AMIGOS

Amigos. Palabra grande. Palabra que usamos a la tremenda, sin pararnos a pensar el significado total de lo que implica ser considerado amigo. Amistad es lealtad, sinceridad, cariño, confianza, respeto, compartir buenos y malos momentos... Reír y llorar juntos, son abrazos, son bailes, es complicidad, son vivencias compartidas... Amistad es todo eso y quizás más. Por eso mismo su uso no debería ser tan a la ligera. Porque implica unas emociones y sentimientos de una intensidad increíble y cuando se rompe el alma queda desgarrada, desengañada... No entiende por qué se han tirado tantos sentimientos por la borda, ni comprende cómo quien fue amigo se va sin dramas, sin lágrimas, sin una explicación... Sin un adiós.
El otro día, A., que se subió a mi tren un día de universidad dentro de un autobús, me escribía que "en cualquier grupo siempre habrá gente con la que congenies más y otra que menos, por eso a la larga habrá quien se quedará en tu teva vida y otros pasarán y ya está". Y es cierto, pero también es cierto que los que pasan cuando creíamos que se quedarían, duelen. El desencanto duele, lo que parecía y realmente no era, duele. Lo que parecía eterno resultó ser una falacia. Aprendemos a no dar por si a caso no nos dan y volvemos a sufrir. La tristeza, el desengaño, el desasosiego nos inundan los días, hasta que recurres a los de siempre, a los que has "olvidado" mientras reías con los pasajeros. Ahí están. Con mirada firme, con palabras sinceras, dando apoyo sin esperar nada a cambio. Los amigos que se quedan en nuestro tren particular. Los que nos quieren con nuestras neuras, nuestras risas y nuestras lágrimas histéricas. Eso es amistad.
Amigos, palabra grande que mi pieza TEA conoce a su manera. No sabe qué significa, no sé seguro si los necesita, si los añora o los quiere. Forman parte de su tren, sobretodo los niños y niñas del cole. Sé que existe un vínculo entre ellos forjado a base de años de compartir momentos. Sé que hay un cariño que se ha construido día tras día, cuyo arquitecto ha sido el equipo educativo que había detrás, guiando a los niños, empujando a mi pieza TEA a ser uno más. El paso de los años me ha enseñado la naturalidad de ese vínculo. Pero solo existe esa "amistad" dentro de las paredes del cole. Fuera cada uno tiene su grupo de amigos, cada uno comparte conversaciones, enfados y alegrías con los suyos, mientras mi pieza TEA, feliz en su soledad, sigue su camino, ajeno a lo que significa tener amigos. A veces me duele pensarlo, a veces pienso que no hay que forzar las cosas, porque mi pieza TEA no parece que lo necesite, otras sonrío cuando veo aquellas manos ajenas abrazando a mi pieza TEA mientras dice: "¿Cómo estás amigo mío?"... Esas sonrisas saludando a mi pieza TEA sin esperar ser correspondidas... Sin embargo... Todas ellas, son amistades de las que pasarán. Solo deseo, solo espero que en esos corazones medio infantiles medio adolescentes, que un día serán adultos, quede el recuerdo de ese singular niño al que cuidaron, mimaron, con el que se rieron con sus risas, con el que se acostumbraron a aprender con el hilo musical de las cantinelas de mi pieza TEA. Que hayan aprendido a respetar, a ayudar y a querer sin reparos... Y que si aparece la maldición en sus vidas, recuerden lo que aprendieron con ella y tiren pa'lante, siempre pa'lante.