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martes, 21 de febrero de 2017

ARNAU ES...

Un año más, ha tocado ser durante una semana el protagonista de la clase. Mi pieza TEA debía mostrar su familia y su casa a través de imágenes. Un año más mi pieza TEA sigue sin hablar mucho, sólo cuando le interesa o le apetece. Un año más, hice un mural con todo el cariño del mundo, como un niño más. Sin cortarme a ponerlo bonito. Un año más trabajé felizmente en un mural que no sabía si le haría caso o no. Y un año más, mi pieza TEA sigue sin decepcionar a nadie. Porque en ese mural vio a personas que conoce muy bien, a los que quiere con locura y con los que ha compartido muchas cosas... Canciones, juegos, comidas, cama, risas... Faltó su Martina, pero no porque no la quisiera poner, sino porque cuando vio su foto plastificada la cogió y se la llevó para él. Para mirarla y remirarla y sonreír a aquella foto. Intenté quitársela para incluirla en un mini mural, pero no. Al final la tiene colgada junto a la de superpapáTEA y yo. 

Aproveché el mural para incluir pictogramas, imágenes y palabras que explicaban quién era quién, porque al final son una herramienta muy útil para mi pieza TEA, para comprender mucho mejor las cosas, para estructurar un poco su día a día, para anticipar eventos poco habituales. En definitiva, para seguir normalizando su uso entre los compis del cole y las maestras que acompañan a mi pieza TEA.

Este año costó que llevara la medalla de protagonista, pero al final entendió que debía llevarla, porque durante una semana él era el más importante de la clase. Y yo supe que él se sentía así, importante, porque no se sacaba la medalla, porque iba feliz al cole, con esa sonrisa que enamora. Y se ponía el primero en la fila, y los compañeros le guardaban ese sitio porque era el protagonista, él y nadie más. Y sus compis también le ayudaron en las tareas propias del protagonista como pasar lista, explicar las fotos que trajo, poner el día, etc. 

También las maestras vieron que él sentía que hablaban de su familia, de su perro y de su casa, porque cada día, cuando hacían el espacio del protagonista, mi pieza TEA permanecía sentadito, atento a todo lo que allí se contaba. 

Así que fue una semana plácida, de aquellas en las que todo el mundo se implica para que mi pieza TEA sea uno más, que participe en la medida de lo posible de todo aquello que se cuece dentro del aula. 

Y el colofón de esa semana fue el bonito regalo que le hicieron los compañeros por ser el protagonista. Sé que es algo que se hace en muchísimos coles, que es algo muy habitual en aulas de infantil. Pero da igual. Sé también que Arnau no participa en el regalo de los demás niños. Pero da igual. Sé que no deja de ser una actividad más dentro del aula. Pero da igual. Y da igual porque cuando lees palabras como divertido, alto, guapo, risueño, trabajador o incluso es mi amigo... cuando ves esas palabras escritas por niños de 4 años que hablan de mi hijo, y lo ven como a uno más de la clase, que lo dibujan bonito, que lo quieren a pesar de no compartir muchos juegos con ellos o actividades o palabras, cuando ves eso sabes que está en el paraíso. Que Ojalá pudieran quedarse todos allí, un par de años o tres, con cuatro y cinco años. Disfrutando del placer de aprender, de jugar, de reír, de las no preocupaciones. 

No se puede desear mucho más cuando, los compañeros de mi pieza TEA, lo tienen en cuenta y respetan su manera de ser, sentir y disfrutar. 


miércoles, 15 de febrero de 2017

Y SE ABRIÓ

Como cada mañana, Arnau va al cole cogido de la mano de su mamá. Como cada día, juega a hacer equilibrios hasta la puerta del cole. A veces, no sabe por qué, pero su mamá se desespera y le apremia a seguir andando con muchas prisas. Otros días, en cambio, su mamá le anima a seguir jugando con su equilibrio y cuando se sube al banco que hay a medio camino le planta un beso en la mejilla. 

Como cada día, Arnau entra a su aula como un terremoto, en busca de sus cositas. Y como cada mañana oye como sus compañeros, al oír su nombre, dicen algo parecido a "bon dia". También dicen su nombre pero él sólo mira hacia otro lado. Nota que su cajita multicolor no quiere abrirse. Él lo intenta, aunque muchas veces cree que tampoco vale la pena... Las verdes, esas sí que mola abrirlas, tienen un montón de cosas chulas. Saltar, correr, volteretas, girar... movimiento en estado puro. Esas, esas siempre las tiene abiertas. Como la amarilla, la de las risas. Mamá también la suele tener abierta y es un escándalo. 

Como cada día, observa como adultos y niños abren sin problemas la caja multicolor y la dejan abierta y salen sonidos, sonidos que se repiten a menudo, como "molt bé", "seu", "a dinar", "a sopar"... Se ha dado cuenta que cada sonido tiene su efecto. Si la maestra dice "molt bé" a algún compañero, este sonríe y abre la caja naranja de par en par. O si mamá dice "a sopar" acto seguido aparece un plato de rica comida preparado por papá. 

Mamá insiste en que aunque no le encuentre sentido, debe llevar su caja multicolor allá donde vaya... Pero es que no la puede abrir. ¿O quizás sí?

Lo ha estado pensando. Y hace pruebas con mamá. Si le dice por ejemplo, "a pi" ella le canta la canción de "El gegant del Pi", si le dice "uià" ella sabe que quiere escuchar la canción de "Yupi yá". Pero también ha observado otra cosa, y es que cuando se le ocurre decir eso, mamá sonríe mucho más. Papá sonríe mucho más. Los abuelos también sonríen mucho más. Y no tan sólo eso, sino que aplauden y chillan como locos. Es divertido, así que él también sonríe. 

Ha decidido que probará en el cole también. No con canciones, porque allí no siempre se canta, se hacen más cosas. Llevará su caja multicolor, la plantará allí delante y esperará la ayuda de sus compis.

Así que hoy es el día. Se siente preparado, tiene miedo, pero lo hará. Necesita saber qué pasa si... Y escucha... "Adrià"... "bon dia"... "Aitor"... "bon dia"... "Anna"... "bon dia"... Y de repente... "Arnau"... Es el momento, o ahora o nunca... y mira a sus compañeros y ellos lo miran, y él lo nota. Nota que entre todos le ayudan a abrir esa caja multicolor. Y sí, de repente de su boquita sale un precioso "Bon dia"... y mira y ve a todos sus compañeros y a su maestra sonreír y aplaudir como nunca lo había visto. Y lo repite. Y sus compañeros sonríen aún más y aplauden mucho más. Y se esfuerzan en mantener esa tapa de la caja multicolor subida. Y él, él se siente orgulloso y feliz.


Exhausto, cierra la caja multicolor, pero ya sabe que puede abrirla y descubrir las palabras. Hoy ha dado un paso más.

imagen de los niños de Freepik.es

El 22 de abril de 2016, ocurrió. Aquel día, cuando llegué al cole a buscar a mi pieza TEA, la maestra me esperaba con una gran sonrisa y me lo contó emocionada. Desde entonces costó muchos días más que se repitiera ese "Bon dia" tan esperado. Quizás lo repitió una o dos veces más en lo que quedaba de curso. 

Este año, muchos días dice su "Bon dia", aunque haya días que se niegue en redondo. Desde que surgieron las primeras sílabas, mi pieza TEA ha ido jugando mucho más con la famosa cajita multicolor. Aún queda recorrer muchísimo camino. Todavía prefiere tenerla cerrada. Pero cada día más, la abre para repetir muchas de las frases y palabras que decimos.

Es una emoción de difícil descripción. Sabes que es algo muy rudimentario para su edad, pero es algo tan tan grande haber llegado a este punto. Sólo quien sueña con escuchar su voz, con oírle decir cualquier cosa, sabe que no hay mejor música para los oídos que esas palabras dichas así, sin esperarlas. 

Sé que será difícil llegar a conversar, a discutir o a hacernos bromas. Pero da igual, saber que es capaz de decirnos qué quiere, qué le ocurre,... sólo eso me da vida para seguir diciendo pa'lante, siempre pa'lante.


miércoles, 8 de febrero de 2017

ME GUSTAS TÚ

Cuando éramos niños nos moríamos de ganas de que llegará nuestro cumpleaños. Queríamos que llegará ya el día para soplar las velas y recibir regalos nuevamente después de esperar desde las Navidades. Y es que cuando yo era pequeña los regalos chulos, los que más deseábamos se hacían en fechas señaladas. Era una manera de desear mucho más celebrar el cumpleaños y sobretodos tenernos a raya en cuanto a buen comportamiento durante todo el año. Amenazas cariñosas cuando llegaban navidades y amenazas igualmente cariñosas cuando se iban pero algún día (no muy lejano, aunque fuera en octubre) sería el cumpleaños y si quieres regalitos. 

Lo cuento así pero no recuerdo ninguna amenaza ni ningún chantaje. Al contrario, durante más de una semana superabuelaTEA nos tenía en vilo, con los regalos y con la alegría de cumplir años. Y es que en nuestra familia celebrar, ya lo sabéis, nos gusta mucho. 

Las fiestas de cumpleaños se hacían en el comedor de casa, con unos cuantos bocadillos y algo más para picar. Recuerdo una fiesta de cumpleaños cuando debía tener siete u ocho años que invitamos a algunas niñas del cole. Como era carnaval, todas debían venir disfrazadas. No recuerdo mucho, solo como superabuelaTEA nos hizo jugar al juego de las sillas en medio del comedor y bailar canciones de su época que ponía en el tocadiscos. Y risas, muchas risas. No recuerdo nada más. Tampoco recuerdo haber hecho muchas fiestas de cumpleaños con los nenes del cole, quizás porque no era lo que más se estilaba por aquel entonces. Lo que sí se hacía era llevar caramelos, sugus o si el presupuesto daba de sí, chupachups. Recuerdo repartir en el cole a cada niño lo que le tocaba, con la emoción de ser protagonista por un día. Y como el más espabilado te miraba y decía "dame otro, va". Pero nunca caía uno de más. La razón era obvia, los que sobraban, pa casa. 

Y hoy, hoy es el cumpleaños de mi pieza TEA. Cumpleaños diferente al resto de los niños. Sentimientos contradictorios, que se mezclan, que se acarician entre ellos porque algunos pueden llegar a ser dolorosos. Emociones difíciles de explicar si no vives un cumpleaños con una pieza TEA. Mi pieza TEA aún no lo entiende. Le da igual si es hoy o ayer o pasado su cumpleaños. Tampoco le apetece mucho soplar unas velas, más que nada porque ¿qué es soplar?. No le gustan las tartas, aunque el bizcocho de superpapáTEA le encanta y se lo come visto y no visto. Y los regalos, pues en su mayoría suele ser ropa y algún juguete porque todavía estamos con la resaca de los Reyes y tenemos debilidad por los juguetes que los sabios Rreyes Magos le trajeron. Le importa tres pitos que hagamos una comida en casa con toda la familia, con un montón de comida y de gente. Al menos la canción de cumpleaños feliz le gusta y la cantamos a menudo. Los cumpleaños de mi pieza TEA no son como los que soñé para él. No son cumpleaños con otros niños, no son de un tema que a él le guste y me lo haya pedido, no son cumpleaños llenos de bocadillos de nocilla, patatas fritas y ganchitos, no hay naranjada ni limonada para ellos. Todavía no. ¿Que lo será algún día? Quizás... o quizás no. Da igual. 

Pero este año mi pieza TEA, ha escuchado a través de mi voz mil veces la canción de cumpleaños feliz, ha mirado y remirado mil veces el pictograma que hice para la ocasión, el pictograma de "el cumpleaños de". Hemos ensayado mil veces que respondiera "inc" cuando le preguntaba cuantos años iba a hacer. A cada momento le recuerdo el día que es su cumpleaños. Y hoy, hoy por fin es el día.



Es pronto, está durmiendo. Le despertaré con globos en la cama. Blau a lo mejor los peta, no lo sé. Y le felicitaré y le llenaré de besos y le haré mil cosquillas, de aquellas que le sacan carcajada de ahogarse. Y lo vestiré muy guapo para ir al cole. Y llevaremos chocolate y bizcocho de superpapáTEA para celebrarlo con los otros niños. Y él, pues él hará lo que quiera. Participará o no de la canción, sonreirá o no cuando los demás niños se la canten. No lo sé. Y no me importa. Intentaré olvidarme que crece, que cada vez es más mayor y las cosas se complican, porque en el fondo es pequeño. Intentaré sonreír a todo papá o mamá que felicite a mi pieza TEA, porque sí, porque es un gesto bonito. Porque saben que Arnau no les hará caso, pero es un niño, es su cumpleaños y hay que felicitarlo. Y mi pieza TEA, puede que esté receptivo o puede que no. Pero yo le haré mirar a quien se acerque a felicitarlo, para que puedan llevarse esa fugaz mirada limpia de mal. El resto, no importa. 

Hoy importa que hace cinco años llegó a nuestras vidas el que se ha convertido en el "amor petit de la meva vida". Quien me ha enseñado que la vida es bella si eres capaz de ver con ojos inocentes lo más insignificante, lo más pequeño, lo más diminuto. Es quien me ha enseñado a mirar y admirar el paisaje que nos rodea desde otras perspectivas. Es quien, a pesar de que sin quererlo es quien más me ha hecho llorar, me ha sacado de nuevo las risas por nada, las risas sencillas, de las cosas sin sentido pero que no puedes evitar parar de reír. Es quien me ha enseñado que la vida no es correr, no es llegar ya, ahora, cuanto antes al futuro. Hay que ir paseando, poniendo los pies sobre seguro, aunque a veces no tengamos más remedio que ponerlos en falso. Es quien, sin planteárselo, me ha hecho sacar fuerza de donde creía que no había. Es quien me ha demostrado que no soy cobarde, que no, que a pesar de los pesares soy valiente. 

I és que Arnau, són cinc anys compartits. Cinc anys on tu i jo hem anat de la mà on ha fet falta. Cinc anys que han teixit un lligam que ningú serà capaç de trencar. M'agrada veure't créixer, encara que voldria que et quedessis petit, m'agrada acompanyar-te en els teus avenços, m'agrada veure com al final has convertit al papa en una peça clau a la teva vida. M'agrada tenir-te al meu costat, m'agraden les teves cantarelles, m'agraden les teves rises, m'agraden les teves mirades nobles i netes. En difinitiva, m'agrades tu. I per això, només per això t'estimo i t'estimaré sempre. 

 "son cinco años compartidos. Cinco años donde tú y yo hemos ido de la mano donde ha hecho falta. Cinco años que han tejido un vínculo que nadie será capaz de romper. Me gusta verte crecer, aunque quisiera que te quedaras pequeño, me gusta acompañarte en tus avances, me gusta ver como al final has convertido a papá en una pieza clave en tu vida. Me gusta tener-te a mi lado, me gustan tus canciones, me gustan tus risas, me gustan tus miradas nobles y limpias. En difinitiva, me gustas tú. Y por eso, sólo por eso te quiero y te querré siempre."