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sábado, 26 de noviembre de 2022

REFLEXIONES EN DUDA

Esta mañana, he tenido la ocasión de participar en una charla sobre autismo. Diversidad de opiniones, preocupaciones más o menos parecidas, niños, chicos o chicas con autismo donde el abanico de particularidades era brutal. 

A pesar de todo, los miedos, las esperanzas y las exigencias coincidían en la mayoría de papás y mamás. 

Pero entonces de me he dado cuenta. Conforme iba escuchando reflexiones, yo misma reflexionaba y me sorprendía a mi misma pensando muy distinto. 

Centrada en mi experiencia con mi pieza TEA en el cole, lo veía claro. Lo que todos pedían, lo que todos exigían llegaría, pero no para mi pieza TEA. O al menos no como debería ser o como se quiere que sea. 

Me da miedo decir en voz alta mi opinión. Porque en definitiva va en contra de lo que piden todos los papás y mamás que están en mi misma situación. O no suscribe todo lo que se desea. 

Porque pienso en mi pieza TEA en el cole. Cómo lo han trabajado, cómo han planificado un niño con un autismo severo en la escuela ordinaria y no puedo más que aplaudir. Alabar el esfuerzo para que todos sus compañeros lo vean y lo quieran y lo vivan con total naturalidad. Alabar el trabajo bien hecho acorde a las capacidades de mi hijo y lo que en cada momento podía aprender. El respeto hacia su persona a través de los cursos pasados, el darle recursos para seguir ahí, el entender que no siempre puede estar con los demás porque los demás también tienen derecho a aprender sin "distorsiones". Porque entiendo que hay momentos en que mi pieza TEA no debe estar en su aula, porque los demás necesitan total concentración para tirar pa'lante sus objetivos. 

Ahí está mi diferente opinión. ¿Conformista? Quizás. ¿Realista? También quizás.
 
Hoy le doy vueltas. Porque entiendo que la inclusión que pedían todos los papás, hoy por hoy es inviable. Porque he aceptado que mi pieza TEA ha abierto el camino hacia esa utopía. Ella no la vivirá, pero gracias a ella otros muchos niños y niñas quizás sí. Somos un escalón más. Los que vienen detrás se beneficiarán de los aciertos y errores con mi pieza TEA, sin embargo yo no me veo con el derecho a exigir que a mi pieza TEA se la incluya plenamente con los demás porque curricularmente no llega a su nivel. Acepto que mi pieza TEA aprende lo que aprende, lejos, muy muy lejos de lo que aprenden sus compañeros, pero también es cierto que ella es uno más en el cole, con sus cosas, sus historias, sus capacidades y sus debilidades.

Seguiré dándole vueltas a mi manera de pensar. ¿Me equivoco?  No lo sé. Sólo sé que mi pieza TEA es feliz en su cole, con sus compañeros, con sus salidas al aula específica, con sus ratos en el aula con los demás.

Seguiré pensando.