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miércoles, 11 de septiembre de 2019

EXPECTATIVAS

Y setiembre marca de nuevo la vuelta a empezar. Se cierra el círculo de un año completo, el escolar, que al fin y al cabo es como vivimos nosotros los años. Y de nuevo cae del calendario agosto, se aleja con sus buenos momentos vividos a la espera de volver pronto. 

Aparece setiembre. Siempre con sus nuevos miedos, con sus habituales miedos y sus esperanzas intactas. A un día de volver al cole, se nos antoja raro. No han aparecido aquellos quebraderos de cabeza todavía. No pienso mucho en nuestra organización de horarios... "ja farem"... mi vocecita interior sólo es capaz de articular estas dos palabras, ja farem, ya veremos... y así expectante me preparo para todo lo que tenga que venir a partir de mañana. Tengo una sensación buena, de las que dan un poco de vértigo porque estoy convencida que los próximos diez meses todo irá bien. No estoy acostumbrada a pensar primero en positivo. Suelo ir de lo peor a comprobar que va a mejor. Así que este año, con actitud cambiada inconscientemente, me enfrento a poder caer si algo no funciona como lo voy visualizando estos días. Pero se trata de confiar, esa es la palabra clave, confiar en que todo saldrá bien. Confianza en el cole, confianza en sus apoyos, confianza en nuestra fortaleza y paciencia, y sobretodo confianza en nuestra pieza TEA. Ella en el fondo es la clave. Una responsabilidad de la que ella es ajena y que en el fondo todos los que le rodeamos le damos. Su actitud en el cole, sus ganas de aprender y trabajar, su alegría innata y sus pocos enfados, su benevolencia ante los retos, su capacidad de conformarse en momentos puntuales son lo que pueden marcar sí o sí un nuevo éxito en el cole y en su día a día. 

Sé que quizás es demasiado peso para un niño de siete años y que más de uno me dirá que si el entorno, que si los adultos, que si los compañeros... influyen mucho más que la actitud y capacidad de mi pieza TEA, pero este año se presenta calmado, con profesores y apoyos conocidos, que lo conocen, que saben sus fortalezas y debilidades y que lo han sabido llevar a su terreno muchas veces con un respeto y un cariño de los que hacen llorar de emoción. Quizás es por eso que los nervios son menos. El curso se presenta como una segunda parte del año pasado, donde los frutos del trabajo duro fueron extraordinarios. Confío en seguir avanzando al ritmo de mi pieza TEA. Confío en que después de aprender letras y números sin parar, después de escribir y escribir, hagamos un paso al frente, uno más o dos, pero que lo hagamos. 

¿Expectativas altas? no. Nunca. Bajas tampoco, ni mucho menos. Tan sólo expectativas acordes a mi pieza TEA. No le pido la luna, no le pido ni espero que tenga el nivel de sus compañeros porque no es posible. Pero sí le pido que sea capaz de comprender más, de aprender más vocabulario para que pueda utilizarlo en diferentes situaciones. Sí le pido y sí espero que esa calma chicha que ha mostrado este verano siga siendo su manera de comportarse, aunque alguna vez pueda enfadarse, aunque algún día haya un berrinche descontrolado. Que se lo ponga fácil a todas las personas que la rodean, que se haga querer y que lo quieran, que respete a los demás como todos sus compañeros la respetan. 

Son pequeños granos de arena. Son lo que hacen de mi pieza TEA persona, que lo ayudan a convivir en esta liada sociedad. Eso es lo que quiero para ella. Que siga aprendiendo a ser buena, que sepa comportarse en los sitios, en diferentes situaciones aunque no es lo que más le guste. Que su rigidez sea día tras día menos y su actitud abierta a los cambios sea mayor.

Quizás no tenga mucho que ver con lo que se aprende en el cole, pero sí que es una buena base para construir y seguir construyendo. Sólo con todo eso soy feliz. Sólo con estas pequeñas cosas me siento satisfecha de mi pieza TEA. Estar orgullosa de ella cuando vamos de la mano al cole, sentir que a pesar de los pesares es un niño válido y que juntos podemos con todo, ese es nuestro triunfo. El resto, lo que tenga que venir y lo que nos tenga que enseñar, serán regalos extras que recibiremos con ese sentimiento tan grande de gratitud, de sorpresa, de ese ¿ves? de eso también es capaz.

Así que a unas horas de empezar nuevo año, nuevo curso, mi deseo, mi único deseo es que no dejes de sorprendernos, pequeña gran pieza TEA.