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lunes, 19 de septiembre de 2016

EMPEZANDO EL COLE

Hace una semana empezó de nuevo el cole. Vuelta a las rutinas, adiós al verano, nervios por no saber qué nos deparará este año, hacia dónde irá mi pieza TEA.. ¿avanzará? ¿se estancará? ¿servirá de algo que vaya a una escuela ordinaria? Son muchas las preguntas que nos acechan en los primeros días de curso. Preguntas que guardamos bajo llave durante los meses de verano. Hay que disfrutar, no pensar en lo que va a venir. Alguna noche, sin embargo, nos visitan todas estas cuestiones y pensamos en lo peor, en lo más negro, en que todas las decisiones que tomamos sobre nuestras piezas TEA son un error, que no hemos elegido el camino correcto. Cada vez que iniciamos un nuevo curso escolar es como vivir algo ya vivido, es pensar algo ya pensado, es sufrir algo ya sufrido... Y no aprendemos. No nos relajamos, como madres masoquistas dejamos la confianza de lado para bailar con ese nerviosismo que parece que nos agrada. Jugamos con esa ansiedad anticipatoria que tanto suele equivocarse.
Y es que nuestras piezas TEA no lo tienen fácil. Muchas de ellas no se expresan bien aún, a otras las rigideces les puede, muchas otras tienen cierta sensibilidad sensorial que nadie parece entender ni ver, otras muchas pasan inadvertidas, como si no fueran piezas TEA, y todas todas ellas se tropiezan con algún obstáculo... Falta de apoyo, falta de comprensión, falta de empatía, exclusión... Leemos a diario un sinfín de quejas que no llegan a quien deben llegar. Es el mundo de los demás, no es un mundo de todos. Pero hay que seguir. Batallar sin parar. Y poco a poco se conseguirá más. Seguro. 
Y digo esto porque hace un año, cuando mi pieza TEA inició su escolarización en segundo ciclo de educación infantil, lo hizo en un colegio público, sin aula específica de apoyo. Inició su aventura escolar en una escuela donde la palabra autismo solo formaba parte de las palabras que empiezan por A. Por motivos económicos, por falta de información le di esa oportunidad a mi pieza TEA y a la escuela... inclusión. Como muchos sabéis el principio fue duro. Palabras duras como que no pinta nada un niño autista en un aula ordinaria sonaron fuertes. Y lloré. Y nos enrabiamos todos los que rodean muy de cerca a mi pieza TEA. Y encontré gente comprensiva que se preocupó por mi pieza TEA. Que defendió sus derechos dentro de la escuela ordinaria y a partir de ahí y casi sin darnos cuenta, la escuela se volcó en hacer las cosas bien hechas, como deben hacerse si se quiere una escuela digna. Los profesores se formaron, se esforzaron a entender a mi pieza TEA, a entrar en su mente e identificar su manera de hacer y pensar. Se fascinaban poco a poco de las capacidades casi imperceptibles de mi pieza TEA. Y poco a poco fue creciendo en ese aula de P3, donde además de su mesa con los demás, tenía un espacio para él, su espacio, sus imágenes, sus pictos, sus juegos preferidos, donde realizaba actividades más individualizadas.


Así que en junio yo no podía estar más feliz. Contenta por todo lo que había vivido con mi pieza TEA, demostrando que aunque parece no estar, está. Con lágrimas en los ojos cuando un buen día por fin mi pieza TEA les dijo a todos "Bon dia". Ver cómo seis ojos y tres bocas me sonreían a la vuelta de una mañana en el teatro donde mi pieza TEA demostró que siempre hay que confiar y yo satisfecha de no haber cedido a la sentencia de "él al teatro no va". 
El curso pasado fue una experiencia para todos. Pienso que más de uno y de dos creció como persona y como profesional. Que aunque todo el proceso sea lento todo tiene sus frutos. Hace un año mi pieza TEA solo pedía canciones con sus vocales. Este año empezamos el curso repitiendo palabras, haciendo alguna petición. Este año empezamos el curso escuchando que los niños de su clase lo han visto también: Arnau habla. A su manera, con sus repeticiones, pero da igual, porque para ellos Arnau habla.
Esa caja, la caja multicolor de las palabras se va abriendo lentamente. Le pongo palitos para que no se cierre de nuevo, le ayudo a que se abra del todo. Y sé que no es solo un esfuerzo mío, hay muchas muchas personas detrás ayudando a abrirla. Así empezamos este curso, con la caja multicolor apenas abierta pero con ganas de abrirla y seguir avanzando. 

Feliz inicio de curso y pa'lante, siempre pa'lante.