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domingo, 4 de noviembre de 2018

NO SUEÑO A LO GRANDE

Soñar a lo grande se me daba bien. Pero sólo soñar. Vivir con la esperanza de cumplir sueños enormes era como vivía yo. Sólo un pequeño error. Soñar es gratis pero hacer realidad ese sueño depende de uno mismo. Y yo era incapaz de dar el primer paso. 

Soñar a lo grande ya no es lo mío. No me gusta soñar ya. O al menos no soñar realidades inalcanzables. Mi pieza TEA es la que me ha mostrado que soñar grande no es gratis. Que soñar grande sólo trae malas pasadas. Con ella nunca sueño más de lo que debería. Con ella no sueño con grandes gestas, con triunfos que quizás jamás puedan hacerse realidad. Ya no sueño. Sólo espero la sorpresa. No me importa qué sorpresa sea, pues al fin y al cabo cada pequeño paso es una sorpresa. Cada avance que me muestra mi pieza TEA es un regalo del que disfrutar.

Ante el futuro, ya lo sabéis, no sueño. Sólo espero. Con el día a día, con mi ayuda y con la ayuda de todos los que rodean a mi pieza TEA, espero nuevas sorpresas, buenas y bonitas, de las que te hinchan como un globo de felicidad. Sorpresas que te hacen sentir ligero, como suspendido en un cielo asombrosamente azul, sin nubarrones, sin rayos ni agujas punzantes que me deshinchen. Cada dos por tres hallo un nuevo soplo de aire con el que seguir volando por la vida... Una palabra, una actitud, un gesto, un juego nuevo... Me vale. Porque no sueño, solo espero una sorpresa. 

Mi pieza TEA es capaz de desmontar cualquier baja expectativa ante nuevos retos. Es capaz de darme un collejón de los buenos por pensar en negativo, por no esperar la sorpresa. Porque hay días que ni pienso en la sorpresa. Comidas en restaurantes, paseos por la montaña, excursiones con el cole, vacaciones... Un sinfín de situaciones en las que ni sueño ni espero la sorpresa. Invasión de nervios, puñaladas de negativismo, de ponerse en lo peor. Y sin embargo, la realidad, me sorprende y me grita cantarina que qué tonta soy, por no soñar, por vivir anticipadamente pesadillas que son solo eso, pesadillas que no existen realmente. 

Esta vez después de mucho tiempo de evitarlo, este fin de semana nos hemos enfrentado a un reto grande. De los que dan mucho miedo. O al menos a mi me daban miedo. Ir a Port Aventura, un lugar grande, grandioso, lleno de gente, de bullicio de movimiento, lleno de estímulos. Un lugar donde hay que andar entre un tumulto de gente excitada. Pasar un día en un parque de atracciones, algo nuevo puesto que mi pieza TEA salvo colchonetas y castillos hinchables no había subido a ninguna atracción más. Sin decirnos nada superpapáTEA y yo hemos evitado las ferias, hemos disimulado ante la posibilidad de probar. Nada. Ni tiovivo, ni tren de la bruja, ni nada que se le parezca. El miedo nos paralizaba. No saber la reacción de mi pieza TEA, no saber cómo reaccionar nosotros si la cosa no iba bien, no querer ver ojos ajenos expectantes ante un mal final... No, mi pieza TEA y las atracciones nunca se han encontrado cara a cara. 

Pero este fin de semana, arrastrados por la ilusión de sus tíos y primos nos lanzamos a una aventura que se nos antojaba larga y dura. Expectativas bajas, muy bajas, del estilo tener que salir del parque por patas. Un fin de semana de puente donde muchísima gente se concentra en ese parque de atracciones, colas interminables para subir a las atracciones, el no saber esperar de mi pieza TEA, no saber si encontraríamos algo del gusto de mi pieza TEA para comer... Estúpidos nervios que escriben fatídicos finales sin saber qué va a ocurrir. 

Pero nos lanzamos. Y no iba bien. Sólo entrar en el recinto, mi pieza TEA se desbordó. Por no saber dónde estaba, por la cantidad de gente que caminaba por allí y por allá, por la música excesivamente alta que salía por mil altavoces. Pero avanzamos, seguimos andando a pesar de sus negativas. Y encontró un barco. Y se quiso subir a mirar. Y entró, y exploró, y miró mástiles y cuerdas y reía y saltaba. Y el soñar a lo grande llamó a mi cabeza. Le dije que se largara porque no lo veía nada claro. Que me dejara en paz porque debía concentrar en el bienestar de mi pieza TEA. 

Decidimos subirnos al tren que lleva de una punta a la otra del parque. Le gustan los trenes, le gusta ver pasar el paisaje y mirar a su alrededor, así que eso no podía fallar. Pero falló la espera. Más de media hora. Por un retraso del parque mi pieza TEA empezaba a alterarse. SuperpapáTEA lo llevó de paseo hasta que llegó el tren y subimos. Y ahí realmente empezó la aventura. En el rostro de mi pieza TEA empezó a dibujarse esa sonrisa eterna que tanto me gusta. 

Llegamos a la zona del Far West. Pero como si no viéramos nada. No podíamos parar a hacer fotos ni mirar el decorado ni nada. Como los burros, mi pieza TEA nos llevaba pa'lante. Y vi los autos de choque y decidimos probar. Hubo que esperar pero aguantó dignamente. Su primera vez. Y yo esperaba la sorpresa, ahora sí. SuperpapáTEA y mi pieza TEA se subieron juntos al coche y empezó la carrera por chocar. Y yo les perseguía en otro coche solo para ver la cara de mi hijo. Y ver esa sonrisa, esos de grititos de me lo paso pipa, fue lo más. Y me reía sola de verlo así. Una nueva sorpresa había llegado a nuestros días. Un triunfo más, una alegría más.

Y probamos otra atracción esta vez de agua, los rápidos, y ahí sí que mi pieza TEA disfrutó como un enano. Le gustó tanto que sólo me decía " a obogán" (bueno, su visión es que era un tobogán de agua). Y repetimos unas cuantas veces. 

Hubo otras atracciones, no muchas más porque no quise forzar la paciencia de mi pieza TEA ante las interminables esperas. Nos quedamos a comer, y seguimos andando y disfrutando del parque... y después de casi ocho horas decidimos poner fin a un día lleno de sorpresas.

No había soñado a lo grande, no había esperado sorpresas, pero la realidad superó grandes sueños y las sorpresas se convirtieron en un regalo inesperado. Otra nueva colleja de mi pieza TEA, otra batalla ganada, otro reto conseguido. Y esas palabras que nunca me cansaré de decir: qué grande eres!

2 comentarios:

  1. Cuanto me alegro de leer este post, otra batalla ganada, estupendo! "Mi pieza Tea" tiene cinco años y desde hace dos tenemos el bono para "Parque Warner Madrid", fuimos una vez x probar y no le pudo gustar mas, así que ahora vamos casi una vez al mes. Lo q te quería comentar es si en Port Aventura no hay, como tenemos aquí en Warner, un pase rápido para no esperar filas. Aquí cuando llegamos, presentamos el carnet de discapacidad, le ponen una pulsera y así solo es llegar y subirse en cada atracción, sin esperas. Preguntalo.

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    1. Gracias por leernos. Sí que hay pase rápido pero en atracciones grandes. Por ser la primera vez probamos cosas poco potentes y en la zona de Sésamo Aventura no había fila rápida. Pero bueno. Gran experiencia y muy feliz de ver disfrutar a mi pieza TEA!

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