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viernes, 29 de abril de 2016

PRIMAVERA

Por fin he parado. Silencio en casa. Fuera, la primavera suena con sus pajarillos como si sonara la Primavera de Vivaldi. Parece todo armonía. Y se agradece. Después de unas semanas en las que mi pieza TEA se vio desbordado por la explosión del cambio de estación, volvemos a la normalidad, al poder jugar juntos, al poder pasear sin problemas, a relajar sus rigideces en la calle. Cuando esto ocurre, parece como si viviéramos en un mar tranquilo, azul, como siempre, pero tranquilo. Donde las olas van y vienen con esa lentitud rítmica, que no puedes para de observar, de admirar, de sentir. Es un fluir de la vida, de nuestra vida. 
Y es que esas semanas atrás, mi pieza TEA me mostró por primera vez lo que es sentirse enfadado de verdad, lo que podría llamarse primera crisis. Y duele. Porque la primavera llevó a mi pieza TEA a desbordarse, a salirse de madre, con mucha rabia, con mucho movimiento, con una intranquilidad desmesurada. Era como cuando un bebé empieza a andar, que no puede evitar parar porque es la novedad, es lo que mola, es esa incapacidad de regular el movimiento... como un huracán. 
Y además, en el momento que intentábamos pararlo aparecía la parte negra de mi pieza TEA. Una agresividad que nunca antes le habíamos visto, todo era negativo, todo era sacar lágrimas, llevar la contraria y mostrar su enfado a base de golpetazos donde encontrara. 
Nada le distraía, nada le gustaba, el parque no lo disfrutaba, los paseos eran un poco angustiosos porque no quería ir por según donde. Ir al cole, ya no era solo pasar por todos los portales, era quiero ir por aquí y punto, y si no, me tiro al suelo y te aguantas.. y tener que ceder porque hay que llegar al cole como sea. 
Lidiar con todo esto, que vino de golpe, sin previo aviso, ha sido duro. ¿Cómo manejarlo? Pones todo lo que crees que puede servir y sólo ves que no, que esto no, lo otro tampoco. Y te asustas. Mucho. Porque los pensamientos son malos, siempre van por donde les da la gana. Algunas veces te llevan hacia algo estupendo, a una genial idea y otras muchas a oscurecer tu vida. Pensaba:"¿será así siempre? ¿irá a más?"... un sinfín de malas preguntas que solo hacen crecer la incertidumbre del mañana, del futuro y no ver más color que el negro.
Porque encima por razones de la mente de mi pieza TEA, se hizo imposible ir al supermercado con él. Si no me acompañaba superpapá TEA se hacía difícil moverse por todos los pasillos del súper. Perdía una opción más de enseñar a mi pieza TEA los diferentes alimentos, a disfrutar viendo cómo me ayudaba poniendo los diferentes productos que le daba al carro, o simplemente pasar una tarde de lluvia paseando por el centro comercial. No poder hacer la compra con mi pieza TEA, aunque parezca una tontería, era una tremendísima "putada".
De golpe aparecieron miedos donde antes había atracción. Las puertas que llevan al almacén en los supermercados se convirtieron en un obstáculo para seguir comprando con tranquilidad. Pasar por según que pasillo era misión imposible. Debía dejar a mitad de camino a mi pieza TEA y correr a coger el azúcar con la posibilidad que por algún chispazo saliera corriendo. Sólo superpapáTEA era capaz de conseguir que andara cuando se bloqueaba. Y durante unas semanas sólo he sido capaz de ir a comprar sola o con superpapáTEA. Pensar en ir yo sola con Arnau era empezar a alimentar una ansiedad tremenda que no llevaba a ningún lugar.

Pero los primeros días de primavera ya han pasado. La explosión de vida, ruidos, luz del sol, los primeros calores ya empiezan a ser algo normal en la vida de nuestra pieza TEA. Todo parece que vuelve a su particular cauce. De nuevo, el camino parece llano, y es un alivio. He podido ver este cambio primero con su reacción ante las palomas. Como ya conté, superpapáTEA le enseñó a perseguir las palomas. Ya no las evita, ni aparta la mirada de ellas. Ahora la cosa ha cambiado. Las mira, se ríe cuando las localiza, avanza una distancia prudencial hacia ellas y disfruta viendo cómo las espantamos. Incluso es más, hace un par de días, estando en el parque, él subido en un tobogán, de golpe bajó y echó a correr, feliz como una perdiz... y es que se fue a asustar una paloma que picoteaba por allí. Ésta, asustada alzó el vuelo hacia otro lado del parque. La mirada mi pieza TEA la siguió y cuando la paloma aterrizó de nuevo al suelo, otra vez, mi pieza TEA se largó a asustarla. 
Poco a poco, me he ido atreviendo a ir al supermercado sola con Arnau. Decidí que era absurdo, que debíamos hacer algo y que yo debía enfrentarme de nuevo a esta situación. Mi pieza TEA, las dos veces que hemos ido al supermercado ha respondido como un campeón. Hemos podido pasar por delante de las puertas del almacén. Hemos podido recorrer todos los pasillos sin muchos problemas y me ha vuelto a ayudar a poner la compra en le carro. 
De nuevo, ir al cole se ha vuelto algo más plácido, he cedido en dar la vuelta al cole para entrar y él ha cedido en que si le digo por aquí, no hay lloros que valgan. Podemos ir paseando tranquilamente hacia el cole, cantándole las canciones que alegremente me pide.
Ahora puedo disfrutar de ver a un padre y un hijo, disfrutar el uno del otro. Verlos jugar, ver que ya no tan solo existo yo, si no que papi también mola y le gusta estar con él. De casi casi desvivirse el uno por el otro. Lo dije hace poco y lo repito, superpapáTEA me da día tras día pequeñas lecciones para tratar a nuestro hijo, de otra forma, muy fácil y que sí, que funciona. 
La primavera ha traído además, nuevas expresiones de mi pieza TEA. Por fin, se ha dignado a dejarse oír un "Bon dia" en el cole. Inlcuso nos ha regalado canciones enteras infantiles ... con su lenguaje rudimentario pero lo ha hecho. Disfrutamos de esas palabras dichas inocentemente, con esa vocecilla que creemos quiere hacerse oír, deseando que no se las calle de nuevo, si no que vaya a más, cada día un poquito más. Pasito a pasito, sin prisas pero sin pausas.

Y es que ahora, en nuestra humilde familia TEA, ha llegado la primavera. Y eso quiere decir que sí, que seguiremos pa'lante, siempre pa'lante.



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