MUCHAS GRACIAS POR SEGUIR NUESTRO BLOG

martes, 28 de enero de 2025

DIVAGACIONES

Casi ya finiquitado este primer mes de 2025. Mi pieza TEA ya no es un niño. Los signos de la adolescencia son más que evidentes. Pelillos en el bigote, granitos y espinillas por toda el rostro (por suerte no se los toca ni se los deja tocar),  su cara empieza a angularse, menos redonda, menos niño. Pero para mí sigue siendo tan guapo, tan mi niño que hay días que me doy hasta vergüenza, como cuando es él quien me rodea con su brazo mis hombros y caminanos abrazados, como si fuéramos novietes. En breve tendré que alzar la cabeza para encontrarme con sus ojos y él me mirará con esa altivez de los poderosos, de los que mandan. Sólo espero que no quiera mandarme y siga respetando mi poder de madre, aunque muchas veces juegue al despiste haciéndose el gracioso, con esa risa que contagia. 

Se ha terminado la niñez. Una etapa donde no sé bien bien qué recordar. De la que no sé si odiar o dejar salir pena, porque crecer es casi como un alejarse de mi pieza TEA. Como un no volveremos a saltar en la cama elástica, no vovleremos a jugar al escondite, un ya no podré enseñarte a ir en bici, ya puedo guardar para siempre su patinete porque le ha quedado pequeño y uno eléctrico no lo sabría utilizar.

Han pasado los años volando. He danzado como he podido con el autismo, con lo que conlleva... Rigideces, chiliidos, berrinches, eternas noches peleando para que volviera el sueño.... Lo habitual que siempre he contado. Sin embargo, en esta nueva etapa no sé hacia dónde iremos. ¿Dónde está el techo de mi pieza TEA? ¿Será capaz de realizar algún trabajo por estúpido que sea? O, como dije en una ocasión, ¿se difuminará definitivamente de la sociedad?

Me gustaría no pensar en ello, como cuando mi pieza TEA era pequeño y esquivaba los pensamientos del futuro. Que era fácil, porque era pequeño y estaba aprendiendo. Había demasiadas cosas que superar, y las que no podía superar las dejábamos para más adelante. 

Sin embargo ahora parece que quedan menos retos que conseguir, o mejor dicho, sigue habiendo retos, pero no tengo esa confianza ciega en que los va a conseguir. Quizás porque ya no dependen tanto de él sino de mi esfuerzo por seguir enseñándole y porque a la larga dependeremos de lo que las administraciones hayan avanzado.

Hay días que me obsesiona saber qué lugar ocupará mi pieza TEA en el futuro. Si a la larga tendrá que permanecer en un centro o si conseguiremos que viva en un piso tutelado. O sencillamente seguirá a mi lado hasta que yo ya no pueda estar más con él. 

Días de divagar, de pensar en un futuro lejano, a pesar de estar construyendo un futuro cercano con ilusión. Quizás hacía demasiado tiempo que no pensaba con seriedad, impulsada por los giros de nuestras vidas, intentando no derrapar en las curvas cerradas y acelerando cuando vislumbrábamos largas rectas. Ha habido días que la sinuosidad del camino ha sido bello, porque girar a izquierda o derecha no necesitaba de demasiado esfuerzo, pero otras veces se unían curvas con cuesta y ahí, ahí, la cosa se nos complicó. Por suerte siempre hay remolcadores dispuestos a echar un cable y sacar su fuerza para que podamos superar ese tramo. 

Entonces, ¿por qué no confiar en que seguirán apareciendo remolcadores en el camino? ¿por qué no creer que al final saldremos medio airosos del futuro lejano? ¿por qué no?





No hay comentarios:

Publicar un comentario