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jueves, 26 de octubre de 2023

PA'LANTE, SIEMPRE PA'LANTE (ESTA VEZ MÁS QUE NUNCA)

Echo de menos el pasado. Echo de menos cuando mi mundo era un mundo normal. Echo de menos a ese pequeño torbellino de año y medio que el único problema que me daba era que no paraba quieto. Echo de menos el dulzor de la vida, el disfrutarla, el vivirla, el quererla día tras día. Echo de menos ver sonreír y reír a carcajada limpia a mi pieza TEA. Echo de menos esa larga hora compartida para que se durmiera, entre risas y canciones, echo de menos ser una familia, compartir momentos alegres, salir a pasear todos, ir al supermercado los tres. Echo de menos soñar bonito y celebrar pequeñas grandes victorias... echo tanto de menos todo...
A estas horas de la magrugada, cuatro y media de la mañana, espero paciente y en silencio a que se relaje una vez más. Que por favor coja el sueño, que se olvide de una vez por esa obsesión con las pantallas que ha surgido como un huracán. Es cierto que el mayor entretenimiento de mi pieza TEA siempre ha sido mirar canciones, ver videos de carreteras, perderse con el maps para encontrar mil torres eléctricas... Es cierto que le hemos permitido entretenerse así porque cuando tocaba parar, paraba. Pero ahora no. Y ya no la veo feliz. Ella no es feliz cuando le privamos de su obsesión, y nosotros sufrimos por ella y sus rabietas descontroladas. Irse a la cama le supone desbordarse, sacar toda su ira, toda una rabia que no conocíamos tan de cerca... Siento que pierdo el control, que lo he hecho todo mal, que ojalá pudiera volver atrás y empezar a educar de nuevo a mi pieza TEA. Que he hecho demasiadas cosas mal en el pasado y que ahora sale el resultado. Necesito culparme de lo que está ocurriendo estas últimas semanas con mi pieza TEA. Necesito autoflagelarme un poco, sacar lastre para poder seguir avanzando, para coger esa carrerilla cuando das un paso atrás. Es una nueva bajada a los infiernos, porque como siempre digo, soy humana, y los humanos caemos, los humanos podemos patalear porque no nos gusta lo que vemos y vivimos, pero los humanos también somos capaces de levantarnos. Y en eso estoy, en levantar y superar este nuevo reto que me ha propuesto el jodido autismo. Y aunque ahora, en medio de la noche no vea la luz, estoy convencida que saldremos, mi pieza TEA y yo, airosos de esta. Escalaremos el muro, de la mano, como siempre, y como si fuéramos los protagonistas de un video juego cualquiera, seguiremos sorteando obstáculos.
Cinco y media de la mañana. El silencio de la noche lo interrumpe la profunda respiración de mi pieza TEA dormida en el sofá.

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