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jueves, 9 de mayo de 2019

T'ESTIMARÉ SEMPRE

Te miro. Miro tu cara redonda iluminada por esa luz lila ya habitual en tu habitación. Esa tenue iluminación que te ayuda a relajarte y te sume en un sueño profundo.

Me gusta esta última parte del día. Cuando tú, superpapáTEA y yo compartimos unos minutos. Esos momentos de rituales compartidos que se van repitiendo día tras día. Hace un tiempo eran frases más largas, juegos más largos y repetitivos que tú misma, mi querida pieza TEA, provocabas. Porque querías reír, querías un juego entre superpapáTEA y tú mientras yo elegía el papel de espectador. Esas risas que llenan el alma, esas risas que inevitablemente se contagian, esas risas que resuenan por toda la habitación... esas risas... 

Ahora el ritual es más corto, pero sabemos que sin esas palabras de bona nit, tanquem els ullets a la una... a les dues... a les... , bona nit carinyo... y ese glorioso "bona nit aa" (papa), no podrías pasar al siguiente paso, que es estirarte y abrazarte a mí, que en silencio me he sentado a tu lado en el borde de la cama.

No te duermes al momento. De hecho pocas veces lo has hecho. Casi siempre resurge tu energía y surge un tú hermoso. Un tú que me gustaría ver cada día, a cada hora, a cada instante. Porque de golpe te conectas. Me miras y sin miramientos empiezas juegos conmigo. Números, letras, palabras, canciones... Cualquier excusa es buena para no dormirse. Y deseas que te siga el juego, que te haga cosquillas cuando termina la canción de "el lleó", como he hecho siempre desde que eras un bebé. Y yo te miro y pienso que estoy muerta de sueño, que necesito que descanses ya, que quiero un poco de silencio acompañado de las voces televisivas. Y tú me miras y vuelves a cantar... "i el lleóooo". Y es entonces cuando pienso ¿Qué más da? Y acabo la canción... " m'ha mossegat!!!" Y busco tus partes más sensibles a las cosquillas. Y estallas. Estallas en un mar de grititos locos, carcajada va, carcajada sigue y parece que te vas a ahogar de tanto reír. 

Eres tan auténtico en esos momentos, eres tan tú, tan niño, tan juguetón como cualquier otro. He sucumbido a tus deseos y lo he hecho y lo hago y lo haré, porque esos momentos son únicos, porque no sé si se volverá a dar esta oportunidad. Me gustas tanto en esos minutos antes de dormir. No te lo puedes llegar a imaginar.

Y cuando por fin consigo acabar estos juegos, pones tu cabeza en mi regazo y te abrazas a mis piernas. Pero no es buena postura para dormir así que das unas cuantas vueltas hasta que por fin te sientes cómodo para dormirte.

Y como cada noche te tapas las orejas y empiezas a susurrar cosas que no entiendo y tu mirada se aleja hacia el infinito, hasta que escucho tu respiración profunda, relajada.

Y te miro. Esos ojos llenos de vida descansan lejos del tumulto de estímulos que ven durante todo el día. Y toco tus labios tan perfectos que a veces se esmeran para hablar y otras muchas se cierran a cal y canto para no dejarse oír. 

Y en ese momento, surgen las lágrimas. Porque no sé qué va a ser de ti, porque sé que te haces mayor y que debería intentar no acompañarte tanto para dormirte. Porque quedan tantas cosas pendientes por superar y que ya deberían estar superadas. Pienso en ti de mayor y me duele pensar que te puedas quedar sola, querida pieza TEA. Porque por desgracia, ni superpapáTEA ni yo somos eternos.


Y secándome las lágrimas, te beso en la frente y te susurro "t'estimaré sempre". Porque por ahora somos eternos, porque para tí siempre estaremos a tu lado. "El futuro no existe" me recuerdo a mi misma. Y con una leve sonrisa pienso en el hoy, en lo que ha ocurrido durante estas 24 horas que preceden a este pensamiento fugaz que sí o sí me nubla muchas noches la vista. 

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