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miércoles, 21 de octubre de 2015

PIENSA MAL...

Y no acertarás. El dicho popular dice, afirma y encima, muchos confirman que si piensas mal de alguien o algo acertarás seguro. Yo me suscribo en mi primera frase. No acertarás. No al 100%, pero la vida, las vivencias y la realidad me han mostrado que pensar mal de alguien o algo no es buen negocio. Y no lo es porque mientras no se demuestra lo contrario, sufrimos, desconfiamos, estamos alerta, tensos y nuestra cabecita caprichosa mueve sus hilos. Ahora tira por aquí, ahora se enzarza por allá, dentro de un rato querrá subir la montaña más abrupta y cuando llegue a la cima se tirará al vacío porque esa idea no le ha gustado y decidirá ir por unos extraordinarios rápidos, corriente abajo, sin tregua, dejándose engullir por el agua hasta llegar a un leve descanso, en aguas tranquilas, esas que le susurran que se equivoca que es mejor estar sobre seguro que precipitarse al vacío o escalar montañas imposibles.... Sin embargo, ese estado de lucidez, pam! desaparece a los cinco minutos y nuestra mente aborda una cascada de diez metros con final incierto. Nuestro pensamiento discurre como una montaña rusa. Es rápido, no da tiempo a contemplar dudas. No se plantea tener ideas plácidas, dulces, tranquilas... Es como si nuestro pensamiento fuera masoquista. Sufrir, maldecir, esperar lo peor...   


Yo reconozco ser así con mis cosas. Con las de los demás, como quizás es más sencillo creérselo, suelo hablar en positivo. Cuando me explican sus malos pensamientos, les miro y les digo que no, que no piensen así que ya verán que andan equivocados. Pero es que es mucho más fácil cuando las consecuencias de aquel alguien o de aquella cosa que te dicen no te atañe, no te afecta. Puede sonar egoísta, pero no lo es. Al menos no en mi caso. Cuando alguien nos cuenta sus dudas o sus temores lo hace esperando unas palabras que sosieguen todos esos malos pensamientos. Además, si la persona es importante para uno, lo último que haría, al menos yo, sería ponerle más dudas, más miedos, más malos pensamientos. Es absurdo. Ver sufrir a quien quieres, no me gusta. Así que con las cosas de los demás... pienso bien... y acertaré.

¿Y yo? ¿Y mis cosas? ¿Y mis pensamientos? Lo cierto es que tiendo a pensar mal. Tengo la patética creencia que esperar lo peor es  mejor que esperar lo bueno. El razonamiento es tan simple que parece hasta tonto. Si pienso en negativo y al final se me demuestra lo contrario, la alegría, la satisfacción de haberme equivocado es genial... tipo subidón moral que siempre va bien. En cambio, si el resultado es como había esperado, duele igual, pero quizás menos... es como si pensar mal me preparara para lo peor. 

Y eso mismo me ha ocurrido hace nada, unos días atrás con mi pieza TEA. En breve, con su nuevo cole van a ir de excursión todo el día. Y como me gusta normalizar la situación apunté a mi pieza TEA, como un niño más, que le interesan los animales, salir de sus rutinas, aventurarse a ir en autocar... y un largo etc de cosas que pasan por la cabecita de nuestros peques cuando se les anuncia que van de excursión. Sé que Arnau no entiende todo esto. Sé que él lo único que va a valorar es que va a ir en autocar y que disfrutará de ver camiones y coches pasando a su lado, que verá el paisaje moverse a gran velocidad. Que después andará y tendrá que mirar bichos peludos que ni le van ni le vienen, pero que sabe sus sonidos. Que se agotará pero que repondrá fuerzas con el manjar de los manjares ... croquetas caseras hechas por superpapá TEA, y que engullirá como si no hubiera mañana. Después volverá a la aventura del autocar hasta llegar al cole y ver que su mami le espera como cada día. 

El caso es que su nueva maestra (de la que empecé pensando mal... bueno queda muy mal así dicho, pero dudando de ella), me dijo que quería hablar conmigo de la excursión porque claro... Así que después de este anuncio y hasta que no hablé con ella, mi cabecita se dio un mega paseo por montañas, acantilados, cascadas y demás lugares difíciles. .."seguro que me intentan convercer de que no vaya", "que llorará" " que se quieren quitar un peso de encima"... y una tremenda madeja liada que no tenía ni pies ni cabeza. Además buscaba frenéticamente respuestas a los posibles argumentos que me diera la maestra, pedí consejo a la psicóloga de mi pieza TEA, superabuela TEA ayudó a encontrar argumentos, superpapá TEA me dijo que si había problemas iría él a hablar y a poner los puntos sobres las íes, preparé a Montse (la senyu  de la guarde) por si tenía que actuar. Visto ahora... una gran salvajada. 
Total, ¿qué me dijo su nueva maestra? pues que por favor estuviera totalmente localizable por si a caso, que le pusiera la comida que más le gustara (croquetas, claro) y que si se llevaban ropa de recambio por si tenía un escape. Ayer se disiparon un mar de dudas que tenía respecto al nuevo cole. Ayer escuché por primera vez: " queremos normalizar al máximo la vida escolar de Arnau" , ayer vi voluntad de trabajar duro con él, de preocuparse por él, de hacerle ser uno más. 

Y ayer supe que SI PIENSAS MAL, NO ACERTARÁS.


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