MUCHAS GRACIAS POR SEGUIR NUESTRO BLOG

lunes, 1 de febrero de 2016

EL GLOBO

En mi etapa como educadora infantil con pequeños de 2 y 3 años, uno de los temas que se trabajaban eran los colores. Conocer los colores básicos, un total dediez colores. Se empezaba por el rojo, amarillo y azul el primer trimestre, siguiendo con el verde, el naranja y el lila, y terminar con el rosa, el marrón, el negro y el blanco. Hubo una época en la que aprender los colores se hizo de una manera "innovadora" para lo que era habitual en esa escuela. Cada mes tenía su color. El aula se teñía de ese color. La primera semana los niños traían juguetes que tuvieran el color que se trabajaba y durante toda la semana podían jugar con ellos, también debían traer imágenes de juguetes con el color en cuestión. La segunda semana, descubríamos animales del color que tocaba y también traían imágenes de animales que seguían adornando más el aula, durante aquella semana hacíamos una máscara de algún animal que fuera de aquel color. La tercera semana, esa era divertidísima, puesto que debían encontrar imágenes de alimentos de aquel color y el viernes, todos traían algún alimento de dicho color y merendábamos todos. A veces se comía todo, otras, costaba algo más. Otras las geniales inventivas de los papás ayudaba a encontrar alimentos azules o negros. 



Finalmente, la última semana del mes, tocaba encontrar ropa y complementos del color en cuestión y el último día, todos vestidos del mismo color, lo despedíamos con una gran fiesta llena de globos de un solo color. Uno para cada niño, con su nombre escrito. Y era una gozada verlos disfrutar tirando los globos hacia arriba, sentándose encima de ellos para ver si lograban explotarlo.

Era increíble oír los chillidos de alegría y excitación cuando llegaba al aula cargada de globos, o ver cómo se peleaban por tener uno. Ver esas caras de satisfacción, con ojos chispeantes ante la perspectiva de tener en su poder un globo. Y es que los globos eran magia. Se hacían grandes cuando la señu los soplaba, pero se escapaban volando si no les hacía un nudo. Y a pesar de lo grandes que eran, no pesaban, los empujabas con la mano y flotaban por el aire, suaves, lentos, sin prisas... Sin embargo, se escapaban de entre cualquier mano que quisiera pillarlos, raudos, veloces... Se escondían debajo de la mesa para sentirse a salvo. Y alguna vez, pum! sin más explotaban y se hacían añicos.

Y cuando tuve a Arnau, soñaba con fiestas de cumpleaños llenas de globos, me lo imaginaba de bebé descubriendo esa cosa que parecía una pelota y sin embargo, no hacía lo mismo, lo veía poniéndose todo gordito encima de un globo, o empujarlo hacia arriba. Verlo sonreír como tantas veces vi a mis pequeños alumnos. Pero no, mi pieza TEA, no hizo nada de eso, al contrario, le daban miedo, se escondía, los apartaba, no quería saber nada de ellos. Y hasta el jueves pasado, olvidé que existían los globos para mi pieza TEA, los había descartado como un juego porque no le interesaban, porque cuando por la calle regalaban globos él los rechazaba, porque no quería ni sujetarlos.
Pero el otro día, ay! el otro día vi, me emocioné, sonreí, aluciné, disfruté y todo lo positivo que se me pueda ocurrir, cuando mi pieza TEA, acompañado por su psicóloga agarraba fuertemente el hilo de un globo naranja, con unas pegatinas puestas por los dos que formaban una cara. Y pensé: "en nada lo suelta o me lo da a mí". Pero no. Una vez más, y como siempre en esta vida, ésta me dio la sorpresa. Mi pieza TEA no soltó su globo, no me lo dio, ni tan siquiera al a subir al coche y comer pan lo olvidó tirado por ahí. No, mi pieza TEA, lo siguió agarrando, mirando, tocando, moviéndolo a través del hilo, observando la manera de a cámara lenta que se movía su globo naranja.
Y llegamos a casa, y bajamos del coche y el seguía cogiendo su globo. Y corrió por la calle agarrando con su gran mano el globo. Y entró en el portal y lo lanzó como si lanzara una pelota, escaleras abajo, y lo fue a buscar, y lo volvió a tirar... Y le encantó. 
Y sólo esto, este hecho tan habitual entre los niños, tan fácil de ver día a día, me hizo feliz. Un pasito más, un posible interés más con el que trabajar otras cosas además del juego en sí. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario