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martes, 22 de octubre de 2024

NUEVOS CAMINOS

Ha pasado más de un mes desde que mi pieza TEA empezó su nueva aventura. Cole nuevo, lejos de los que siempre estuvieron a su lado. Alejado, ahora sí, de la vida normal de todo adolescente. En un colegio de Educación Especial. Tan diferente de todo lo que conocía, tan distinto de las rutinas que tenía. Nueva gente, nueva manera de hacer, nuevo lugar... Yo tenía miedo, miedo a que mi pieza TEA no entendiera este nuevo cambio en su vida. Sin embargo, ahí está. Feliz cada mañana para coger el autobús. Contento, con su mejor sonrisa puesta, se sube y ya sabe dónde debe sentarse, y que debe abrocharse el cinturón. Eso sí, sólo se sube si son las 8:28 o las 8:30, sino, hay que esperarse. Los papás que acompañan a sus hijos ya lo conocen y lo saben. Les hace muchísima gracia que sea tan exacto, ni un segundo más ni un segundo menos. A mí me desespera un poco, aunque en el fondo es algo tan suyo que es lo normal. 

Después está ahí en su cole nuevo, con otros cuatro niños. Están en petit comité. Y eso sé que es bueno. Sé que hacen cosas muy distintas a lo que ahora hacen sus excompañeros, pero sé que es lo que a mi pieza TEA le conviene. Y por ello soy feliz. Porque él es feliz, porque ríe todo el día, porque habla un poquito más. Pequeños detalles que me ensanchan por dentro, que me hacen quererlo todavía más de lo que ya lo quiero. 

Mi querida pieza TEA, que ya no es un niño. Que es grandullón y por la calle me coge como si fuera mi novio porque ya es más alto que yo. Mi querida pieza TEA que tanto bien me hace, que sin ella no habría muchas más razones para seguir andando, para no desistir en encontrar mi propio camino, que no hace mucho perdí. Quizás es que equivoqué la ruta, quizás tomé un desvío erróneo. No lo sé. 

Mi pieza TEA, camina con paso firme y alegre por la vida, por su vida. Ha aceptado todos los cambios que ha habido estos últimos meses, sin perder su sonrisa, sin manifestar enfado. Quizás porque es ajeno a una realidad oscura de la que me gustaría no ser partícipe, a pesar de no ser responsable. 

Es un nuevo inicio para los dos, ya lo dije. Mi pieza TEA me ha adelantado y ya ha salido del punto de partida, yo, mientras, voy un poco a remolque, a verlas venir, sabiendo qué quiero, teniendo un objetivo claro. Pero los pasos son lentos, muy lentos. Tan lentos que me agoto yo misma de intentar acelerarlos. Hay días que la imapciencia me puede y quisiera cerrar los ojos y volverlos a abrir viendo ante mí mi propio futuro, mi propia vida, creada por mí, para mi pieza TEA y para mí. Que el proceso hasta llegar al objetivo sólo lo tuviera que vivir de pasada, sin sus estragos, sin sus subidas ni sus desaceleraciones. O vivir el proceso como lo hace mi pieza TEA, viviendo según van pasando los días, disfrutando de esa flor que aparece de la nada, refrescarme durante un trecho sombrío, caminar con paso firme cuesta arriba, dejándome llevar por mis pies, sin pensar en posibles piedras en el camino. 

Me da pereza nuestro futuro incierto, aun sabiendo que saldremos victoriosos, que lo lograremos. Y me da pereza porque quiero que el tiempo corra, cabalgue como un caballo desbocado, y no es así. El tiempo ahora va a paso de tortuga, como hubiera querido cuando mi pieza TEA era pequeño, que hubiera dado lo que fuera para detener el tiempo y degustar su niñez mucho más de lo que lo hice.

Así que tocará amoldarme a ese ir deambulando, mientras los días transcurren a veces ociosos, a veces activos. En la gandulería de los días que no quieren avanzar como lo hacían antes. Sin dejarme avasallar por las prisas de querer a toda costa lograr mi objetivo. Porque como decían por ahí, las prisas no son buenas. Paso a paso, como una hormiguita que sabe que sus pasos en realidad son pasos de gigante.

Hoy me siento feliz por mi pieza TEA. Por verlo tan decidido caminando pa'lante, pero también me siento un poco decepcionada por no acabar de creerme mi siempre alabado pa'lante, siempre pa'lante. Y sé que debo confiar, porque estoy convencido que todo pasa por algo y que ese algo, seguro, será bueno. 







jueves, 17 de octubre de 2024

PER MOLTS ANYS XIXU

Nació de casualidad, cuando nadie lo esperaba y lo hizo con fuerza. Venía para hacer crecer a nuestra familia, para acompañar en un futuro a dos criaturas más que venían en camino y que formarían el trío de primos más peculiar nunca visto.

Nadie sabía, sin embargo, que ese chaval rubio y bonitos ojos marrones, tendría el camino un poquito más difícil que los demás. Y es que Enric (Chichu en confianza) tenía que lidiar con dos grandes: uno sus hermanas mayores y el otro su padre. 

Y es que en realidad Chichu me recuerda a mí. Tiene un padre vendaval como yo tengo una madre vendaval. Los dos hemos crecido queriendo, deseando ser un poco como ellos, sin darnos cuenta que cada uno es como es, que aceptar yo soy así o asá es lo mejor que nos puede ocurrir, para validarnos a nosotros mismos sin la necesidad de esperar aplausos de los demás. Con Chichu siempre he pensado lo mismo, que tenía de pequeño esa necesidad imperiosa de destacar, para contentar a su padre, que a pesar de quererlo con locura, le sacaba de quicio los arrebatos llorosos del pequeño mocosete, o el no ser tan avispado como otros niños. 

Pero ahora ese niño rubio de bonitos ojos marrones, ha crecido. Ha luchado y trabajado como nadie para demostrar a todo el mundo que puede y ahora toca creérselo, que la confianza ciega en el camino que ha elegido le dé alas para volar alto.

Chichu hoy cumple años. Adulto ya. Como en otras ocasiones, él también merece un pequeño homenaje en este espacio. Porque forma parte de mis 17, porque sin él no podríamos hablar de los tres primos, el rubio, el moreno y el del pelo rizado. Sin él, no podríamos celebrar conquistas, victorias futboleras, no habría momentos de risa por ocurrencias que, quizás no se nos hubieran ocurrido. Porque todos en esta familia aportamos algo. Y eso es lo importante. 

Chichu es de corazón grande y noble. Lo sé. Lo tengo muy muy claro. Es bueno por naturaleza, pero no encontraba su lugar entre dos hermanas un poco vendaval también. Hace años hablé de ellas, Maria y Martina. Pura ocurrencia, pura facilidad para hablar, amistades por todos lados, buenas bailarinas y una mejor cantante que la otra... Chichu, como yo, con poca facilidad de palabras, con amigos del fútbol, bailarín creo que no (porque no lo he visto nunca bailar) y cantar... mejor que no. Pero da igual. Chichu tiene otras cosas. Y quien quiere las descubre y quien no, como pasa con mi pieza TEA, pierde la oportunidad de conocer una gran persona.

Y Chichu, desde que nació mi pieza TEA se tomó como un encargo personal, con sus otros dos primos, el vigilarlo. Estar pendiente de mi pieza TEA, avisarme si ocurría algo que no debía ocurrir. Ha aceptado a mi pieza TEA como uno más, tal y como sus padres le inculcaron. Y ahora que ya es más mayor, más responsable, es él mismo quien se ofrece a estar un rato en la piscina con mi pieza TEA, para que yo pueda descansar un poco del trajín que llevo siempre con ella. Siempre cuidando de su bienestar, si se tiene que subir a un tobogán y perseguirlo lo hace, si se tiene que estar en remojo en la piscina, lo hace. Y eso, eso vale lo indecible. 

Así que Chichu merece estar en este rincón, hacerle protagonista de la historia de mi pieza TEA, mientras él va construyendo su propia historia.

Perquè Chichu, no t'ho he dit mai, però la manera en com m'ajudes amb l'Arnau em fa molt més fàcil tot plegat. Sé que per tu de vegades és un conyàs, però entens que és el que toca i m'agrada molt veure't pendent d'ell, d'entendre'l i esforçar-te per a que et faci cas. Mil gràcies de tot cor. 

Ets un supercampió, i segur que trobaràs el teu camí, construint un futur bonic. Perquè t'ho has de creure, ets genial, amb les teves coses, com tothom, però creu-me, sigues sempre tu mateix. I ara disfruta com mai de la teva nova aventura estudiantil, perquè Sé que has trobat el que t'agrada i triomfaràs!

T'estimo moltíssim rubiales!