miércoles, 3 de mayo de 2017

QUÉ FÁCIL SERÍA

Intentas no pensar. No visualizar esa imagen de mil dedos señalándote a ti. Sólo por tener una pieza TEA ya no formas parte del rebaño. Y te ves señalada. Dedos índices amenazantes. Tú no puedes, para ti no es, tú no formas partes, tú no puedes participar, tú no puedes estar aquí. La condición de nuestras piezas TEA, no tan solo las segregan a ellas. No, los papás también acabamos siendo apartados. No por el hecho de ser papá o mamá TEA, no. La cordialidad, el afecto, los vínculos, las amistades... eso es espontáneo. No se trata de no querer relacionarse con los papás del niño diferente. No es eso.

No es culpa de nuestras piezas TEA. No, tampoco. Es sencillamente que no entramos en los planes. No entramos en los planes de las extraescolares, no entramos en los casales de vacaciones, no entramos en escoger un día al azar o por conveniencia y poder dejarlo en el comedor. No contamos. No podemos participar. Y no podemos porque los otros no están preparados. ¿No están preparados? Quizás yo soy muy radical y pienso que a nuestras piezas TEA hay que tratarlas más o menos como a los demás niños. Sin miedo, con cariño, con paciencia. Aprender a mirar a través de sus ojos y escuchar a quien más sabe de ese niño con autismo: sus padres. Ni la formación más exhaustiva del mundo, ni la experiencia en casos con autismo,.. nada ni nadie sabe más de autismo que un padre, porque autismos hay tantos como piezas TEA hay. Un universo individual que solo los planetas más cercanos pueden llegar a conocer y entender.

Quien no está en este mundo quizás no entienda que es doloroso no poder llevar a tu hijo a fútbol o a judo o a inglés. Quien no está dentro, no sabe que esa pereza de ir a los partidos cada fin de semana es para nosotros motivo de cierta envidia. Quien no está en este mundo no sabe cómo se sufre cuando no sabes dónde apuntar a tu pieza TEA para que el verano no sea tan largo y monótono. Quien no está en este mundo no sabe lo que es no poder decir la tuya en mil y una situaciones. Que si peleas entre niños, que si ahora se junta con este y no con el otro...cosas triviales de las que estamos fuera.

Intentas no sentirte observada cuando vas al cole, intentas hacer caso omiso de las miradas que desaprueban, que no entienden. Intentas, intentas e intentas. Hay días que disfrutas del presente, de tu pieza TEA, del momento, de esa,sonrisa pícara, de esa palabra repetida. Y te sientes viva. Dentro de un mundo difícil pero que se puede capear. Que no te importa escuchar aventuras y desventuras de los otros niños de la clase. Que te encanta escuchar esas vocecitas que inocentemente te cuentan cosas. Y disfrutas escuchándolos y no piensas que ojalá tu pieza TEA te contara todo eso. Da igual. Tu pieza TEA te llena con otras cosas. Esos abrazos que te estrujan hasta ahogarte, esa mirada bicha para seguir jugando a cosquillas, esa vocecita tarareando una canción...

Sin embargo hay otros días, sobretodo cuando nuestras piezas TEA no son tan ellas, cuando parecen tristes o enfadadas o lloran por nada, estos otros días piensas: «con lo fácil que hubiera sido apuntarlo a fútbol» (gracias por la frase prestada) mientras esperas paciente a que tu pieza TEA salga de una terapia cualquiera.


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