Cuando éramos niños nos moríamos de ganas de que llegará nuestro cumpleaños. Queríamos que llegará ya el día para soplar las velas y recibir regalos nuevamente después de esperar desde las Navidades. Y es que cuando yo era pequeña los regalos chulos, los que más deseábamos se hacían en fechas señaladas. Era una manera de desear mucho más celebrar el cumpleaños y sobretodos tenernos a raya en cuanto a buen comportamiento durante todo el año. Amenazas cariñosas cuando llegaban navidades y amenazas igualmente cariñosas cuando se iban pero algún día (no muy lejano, aunque fuera en octubre) sería el cumpleaños y si quieres regalitos.
Lo cuento así pero no recuerdo ninguna amenaza ni ningún chantaje. Al contrario, durante más de una semana superabuelaTEA nos tenía en vilo, con los regalos y con la alegría de cumplir años. Y es que en nuestra familia celebrar, ya lo sabéis, nos gusta mucho.
Las fiestas de cumpleaños se hacían en el comedor de casa, con unos cuantos bocadillos y algo más para picar. Recuerdo una fiesta de cumpleaños cuando debía tener siete u ocho años que invitamos a algunas niñas del cole. Como era carnaval, todas debían venir disfrazadas. No recuerdo mucho, solo como superabuelaTEA nos hizo jugar al juego de las sillas en medio del comedor y bailar canciones de su época que ponía en el tocadiscos. Y risas, muchas risas. No recuerdo nada más. Tampoco recuerdo haber hecho muchas fiestas de cumpleaños con los nenes del cole, quizás porque no era lo que más se estilaba por aquel entonces. Lo que sí se hacía era llevar caramelos, sugus o si el presupuesto daba de sí, chupachups. Recuerdo repartir en el cole a cada niño lo que le tocaba, con la emoción de ser protagonista por un día. Y como el más espabilado te miraba y decía "dame otro, va". Pero nunca caía uno de más. La razón era obvia, los que sobraban, pa casa.
Y hoy, hoy es el cumpleaños de mi pieza TEA. Cumpleaños diferente al resto de los niños. Sentimientos contradictorios, que se mezclan, que se acarician entre ellos porque algunos pueden llegar a ser dolorosos. Emociones difíciles de explicar si no vives un cumpleaños con una pieza TEA. Mi pieza TEA aún no lo entiende. Le da igual si es hoy o ayer o pasado su cumpleaños. Tampoco le apetece mucho soplar unas velas, más que nada porque ¿qué es soplar?. No le gustan las tartas, aunque el bizcocho de superpapáTEA le encanta y se lo come visto y no visto. Y los regalos, pues en su mayoría suele ser ropa y algún juguete porque todavía estamos con la resaca de los Reyes y tenemos debilidad por los juguetes que los sabios Rreyes Magos le trajeron. Le importa tres pitos que hagamos una comida en casa con toda la familia, con un montón de comida y de gente. Al menos la canción de cumpleaños feliz le gusta y la cantamos a menudo. Los cumpleaños de mi pieza TEA no son como los que soñé para él. No son cumpleaños con otros niños, no son de un tema que a él le guste y me lo haya pedido, no son cumpleaños llenos de bocadillos de nocilla, patatas fritas y ganchitos, no hay naranjada ni limonada para ellos. Todavía no. ¿Que lo será algún día? Quizás... o quizás no. Da igual.
Pero este año mi pieza TEA, ha escuchado a través de mi voz mil veces la canción de cumpleaños feliz, ha mirado y remirado mil veces el pictograma que hice para la ocasión, el pictograma de "el cumpleaños de". Hemos ensayado mil veces que respondiera "inc" cuando le preguntaba cuantos años iba a hacer. A cada momento le recuerdo el día que es su cumpleaños. Y hoy, hoy por fin es el día.
Es pronto, está durmiendo. Le despertaré con globos en la cama. Blau a lo mejor los peta, no lo sé. Y le felicitaré y le llenaré de besos y le haré mil cosquillas, de aquellas que le sacan carcajada de ahogarse. Y lo vestiré muy guapo para ir al cole. Y llevaremos chocolate y bizcocho de superpapáTEA para celebrarlo con los otros niños. Y él, pues él hará lo que quiera. Participará o no de la canción, sonreirá o no cuando los demás niños se la canten. No lo sé. Y no me importa. Intentaré olvidarme que crece, que cada vez es más mayor y las cosas se complican, porque en el fondo es pequeño. Intentaré sonreír a todo papá o mamá que felicite a mi pieza TEA, porque sí, porque es un gesto bonito. Porque saben que Arnau no les hará caso, pero es un niño, es su cumpleaños y hay que felicitarlo. Y mi pieza TEA, puede que esté receptivo o puede que no. Pero yo le haré mirar a quien se acerque a felicitarlo, para que puedan llevarse esa fugaz mirada limpia de mal. El resto, no importa.
Hoy importa que hace cinco años llegó a nuestras vidas el que se ha convertido en el "amor petit de la meva vida". Quien me ha enseñado que la vida es bella si eres capaz de ver con ojos inocentes lo más insignificante, lo más pequeño, lo más diminuto. Es quien me ha enseñado a mirar y admirar el paisaje que nos rodea desde otras perspectivas. Es quien, a pesar de que sin quererlo es quien más me ha hecho llorar, me ha sacado de nuevo las risas por nada, las risas sencillas, de las cosas sin sentido pero que no puedes evitar parar de reír. Es quien me ha enseñado que la vida no es correr, no es llegar ya, ahora, cuanto antes al futuro. Hay que ir paseando, poniendo los pies sobre seguro, aunque a veces no tengamos más remedio que ponerlos en falso. Es quien, sin planteárselo, me ha hecho sacar fuerza de donde creía que no había. Es quien me ha demostrado que no soy cobarde, que no, que a pesar de los pesares soy valiente.
I és que Arnau, són cinc anys compartits. Cinc anys on tu i jo hem anat de la mà on ha fet falta. Cinc anys que han teixit un lligam que ningú serà capaç de trencar. M'agrada veure't créixer, encara que voldria que et quedessis petit, m'agrada acompanyar-te en els teus avenços, m'agrada veure com al final has convertit al papa en una peça clau a la teva vida. M'agrada tenir-te al meu costat, m'agraden les teves cantarelles, m'agraden les teves rises, m'agraden les teves mirades nobles i netes. En difinitiva, m'agrades tu. I per això, només per això t'estimo i t'estimaré sempre.
"son cinco años compartidos. Cinco años donde tú y yo hemos ido de la mano donde ha hecho falta. Cinco años que han tejido un vínculo que nadie será capaz de romper. Me gusta verte crecer, aunque quisiera que te quedaras pequeño, me gusta acompañarte en tus avances, me gusta ver como al final has convertido a papá en una pieza clave en tu vida. Me gusta tener-te a mi lado, me gustan tus canciones, me gustan tus risas, me gustan tus miradas nobles y limpias. En difinitiva, me gustas tú. Y por eso, sólo por eso te quiero y te querré siempre."
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